No se descubre ni se exagera nada al afirmar que el llamado mundo árabe vive en la actualidad una de las etapas más dramáticas, turbias y desgarradoras de su ya muy convulsa historia contemporánea. Esta es, en realidad, una sucesión ininterrumpida –y parece que interminable- de profundas crisis, generadoras de múltiples problemas y conflictos, que no solo no han encontrado aún posibles vías de solución –aunque fueran simplemente parciales- sino que han ido en continuo y creciente incremento. En este sentido, el porvenir inmediato parece aún más oscuro, amenazador e imprevisible. En esta contribución se trata de hacer una reflexión valorativa de todo ese proceso global, que se desarrolla desde las últimas décadas del siglo XX hasta la actualidad.
La gradual y continua erosión de los elementos y mecanismos de posible funcionamiento y cohesión conjunta interárabe que se ha ido produciendo afecta de manera medular, directa e inmediata, a los reales o potenciales rasgos identitarios comunes, tanto en el plano más material como en el más inmaterial: doctrina religiosa, lengua común, legado histórico compartido y colectivo, relaciones económicas, ideologías políticas y sistemas de gobierno, entramados sociales… Tal proceso de “desarabización” discurre paralelamente, y de manera también continua e incrementada, a otro de “reislamización”, en el que han ido obteniendo progresivo incremento, presencia y actuación, las formulaciones más radicales, extremistas y anacrónicas.
La acción colonial había propiciado, y de forma muy especial en la zona del Maxrek – Oriente Próximo y Medio-, un mapa político y administrativo claramente “balcanizado”, y en buena medida antinatural y ahistórico, que podía convertirse en cualquier momento, como de hecho ha venido ocurriendo con frecuencia, en generador de confrontaciones y litigios internos. Posiblemente el ejemplo más ilustrativo y concreto de toda esta prblemática es el caso de Palestina.
Si la acción colonial tuvo, en el pasado, sus correspondientes efectos y consecuencias, la acción neocolonial, impulsada con claridad a partir de la última década del siglo pasado y mantenida hasta la fecha, aunque se haya visto sometida a numerosas alternativas y variantes transitorias, los está teniendo también.
Todo este proceso, sumamente turbio, complejo y entramado en sus orígenes y por su propia naturaleza, se ha ido enturbiando y complicándose aún más al concurrir en él factores y participantes de muy diferente y contraria procedencia, capacidad de acción y pretensiones: propiamente regionales y árabes, regionales no árabes –aunque en algunos casos sí islámicos- y externos, con muchos y ocultos intereses y ambiciones en la zona.
Esta se ve por ello inmersa en un nuevo trance de posible recomposición de mapas y fronteras. Esta situación amenaza de manera muy especial y directa a países como Siria, Iraq, Yemen y Libia, pero puede también extenderse y afectar a otros, más o menos próximos y periféricos. En el marco de sociedades y pueblos de composición muy heterogénea y fragmentada, que sufren además de enormes déficits de ejercicio de las libertades públicas y privadas, sometidas desde hace tiempo a la actuación despótica de regímenes represivos, resulta sumamente difícil y arriesgado prever el desarrollo de los acontecimientos futuros y la dimensión que tendrán las confrontaciones ya existentes y las que irán añadiéndose.
Desde nuestro particular punto de vista, todo ello propicia en gran medida que el proceso de descomposición parcial del mundo árabe, especialmente en su región próximo-oriental o maxrekí, insinuado al menos desde la década de los setenta del siglo pasado, no sea ya sólo un riesgo más o menos hipotético y parcial, sino que lleve finalmente a su inevitable desintegración y desmembración. Se trata, en cualquier caso, de un proceso absolutamente abierto y de futuro incierto, pero también con seguridad, si se consuma, nuevo generador de enormes y terribles conflictos portadores de incalculables efectos y consecuencias sumamente graves, inhumanos, y de extensión no solamente regional.
PEDRO MARTÍNEZ MONTÁVEZ
Catedrático de Lengua y Literatura árabes de la Universidad Autónoma de Madrid, fue Rector de la misma en un difícil periodo de la transición democrática (1978-1982). Arabista de prestigio internacional, ha impartido conferencias y clases en diversas universidades nacionales y extranjeras, en las que hay que destacar la prestigiosa universidad egipcia de Ayn al-Shams (El Cairo) durante su larga estancia en el Egipto de Nasser. Es fundador de los Estudios Árabes Contemporáneos en España (1970), dando cuenta de una amplísima y extraordinaria producción académica en sus distintos saberes, sin olvidar el estudio y la reflexión sobre el pasado medieval de Al-Ándalus. Comprometido y solidario, el profesor Martínez Montávez ha sido presidente de la Asociación Española de Amigos del Pueblo Palestino y colaborador del Comité de Solidaridad con la Causa Árabe desde su creación en 1986, y especialmente de su revista Nación Árabe, cuyo objetivo es poner la información al servicio de la solidaridad.
Doctor Honoris Causa por las Universidades de Granada, Alicante y Jaén, ha recibido el reconocimiento institucional, nacional y extranjero a su dilatada vida académica dedicada a los árabes, siendo galardonado con el premio más importante del mundo árabe, el Premio Zayed del libro a la personalidad cultural del año por la Autoridad para la Cultura y el Patrimonio de Abu Dhabi (Emiratos Árabes, 2009), y es “Medalla de Oro” de Andalucía (2010). Ha sido homenajeado en diversas ocasiones por distintas instituciones y colectivos. El más reciente, en junio de 2015, por el Área de Cultura del Ayto. de Alcalá La Real, en el seno de los X Estudios de Frontera.
Pedro Martínez Montávez es, además, Ateneísta de Honor del Ateneo de Granada, junto a Caballero Bonald y Rafael Guillén entre otros.
Conferenciante: Pedro Martínez Montávez
Coordina la actividad: Maribel Lázaro
Fecha: Jueves, 15 de octubre, a las 20:00
Lugar: Biblioteca de Andalucía, sala Val del Omar
Organiza: Ateneo de Granada