–Micro-taller dirigido a familias, profesionales y personas interesadas–

Por Fede Barcelona

Es muy posible que una de las actividades o de los quehaceres más antiguos del mundo sea contar historias. Tal vez no haya ninguna investigación que lo avale. Tal vez solo sea una intuición. Pero se podría imaginar, sin ser muy fantástico, que desde que el lenguaje oral cobró vida en un grupo humano una gente cuenta historias a otra gente.

Siguiendo este hilo sería fácil pensar que lo propio de contar una historia, es que siempre existe alguien que cuenta y alguien que escucha. Es de sentido común, contar está asociado a escuchar. No sirve de mucho contar algo si no hay nadie pendiente de lo que se cuenta. Contar es escuchar.

Numerosas evidencias científicas demuestran que los estímulos cognitivos y afectivos tempranos, sobre todo los relacionados con el lenguaje, tienen una influencia determinante en el posterior desempeño escolar. Entre las muchas actividades que ayudan en ese sentido, una de las más importantes es la lectura en voz alta de cuentos, poemas, rimas, retahílas… Sus beneficios son claros sobre: la afectividad y las emociones; la educación de la escucha y la conversación; la estimulación cerebral, el desarrollo cognitivo y del lenguaje; la comprensión del mundo; el amor a los libros y a la literatura y la formación de lectores antes de saber leer; la mejora de la sociabilidad y la prevención o atenuación del fracaso escolar.

Leer o contar cuentos es un patrimonio de la humanidad, como tal debería ser reconocido, pero también es una habilidad al alcance de cualquiera. Nadie creó una especialidad para enseñar a nuestras madres, padres y abuelas ni a las abuelas de nuestras abuelas a contar un cuento. En los buenos cuentos están presentes los conflictos humanos, y su relato, encrucijadas y resoluciones, aportan enseñanzas para vivir en un mundo en crisis y lleno de tensiones. En las edades más tempranas, con más razón, necesitamos poner voz a esos mapas de conocimiento del mundo y de reconocimiento de las emociones para acercarnos desde la fantasía a la realidad.

José Federico Barcelona Martínez (1957, La Unión – Murcia) vive en Granada desde 1974 y ha trabajado como docente en las Escuelas Infantiles Municipales de Granada (0 – 6 años) durante toda su vida laboral. Actualmente está jubilado. Día tras día ha leído, contado e inventado historias para niños y niñas. Uno de esos cuentos, fue publicado en Islandia con las ilustraciones de la dibujante Sólrún Ylfa Ingimarsdóttir y la traducción del profesor Ólafur Páll Jonsson, con el título “Hvíti björninn og litli maurinn” (SALKA. Reikiavik. 2020), llegando a ser reconocido como uno de los cinco mejores álbumes ilustrados infantiles publicados en ese país durante 2020. En 2021 la editorial IGLÚ lo publica en España bajo su título original: “El oso blanco y la hormiguita”, y es presentado en la Feria del Libro de Granada ese año acogido al programa Granada Ciudad de Literatura UNESCO.
También es escritor de narrativa para adultos. Comienza a hacer públicos sus escritos en el año 2019. Desde entonces ha recibido diversos premios y reconocimientos, el último en octubre de 2021 por su libro de relatos “Una semana redonda”, distinguido con el Premio Internacional de Cuento Universidad de Antioquia – Premios Nacionales de Cultura (Colombia), por un jurado formado por los escritores Leonardo Padura, Perla Suez y Pablo Montoya.

 

Esquema del micro-taller
Tiempo estimado, una hora

charla-taller